“Me siento muy agradecido con la Clínica y con cada uno de los profesionales que me han atendido. El PIR® ha sido fundamental para mi recuperación”.
Carlos Messier desde los 12 años veía los aviones desde su ventana y soñaba con poder volar algún día. Al terminar los años de colegio no pudo empezar de inmediato una carrera; pero más tarde estudió y se graduó de ingeniería aeronáutica. Luego, ejerció esta actividad hasta que pudo pagar la carrera de piloto y, tras 11 meses de cursarla, empezó a volar y no dejó de hacerlo por cinco años en una aerolínea de Colombia con rutas nacionales e internacionales; hasta que el 4 abril del 2016 sufrió un ataque cerebro vascular isquémico. “Llegué a la casa y lo encontré tirado en el piso. Cuando lo llevamos a la clínica y, después de todos los exámenes que le practicaron, descubrieron que era un ACV isquémico”, recuerda Paola Villegas, su esposa.
El ACV es la segunda causa de muerte después de la enfermedad isquémica del corazón y la tercera causante de años de vida que transcurren con discapacidad en el mundo. También se asocia en forma directa a aproximadamente 6.2 millones de muertes anuales ?el 10.6% de la mortalidad mundial? según la “Guía de práctica clínica para el diagnóstico, tratamiento y rehabilitación del episodio agudo del ataque cerebro vascular isquémico en población mayor de 18 años” del Ministerio de Salud.
En la Clínica Universidad de La Sabana, el 45% de los pacientes del Proceso Interdisciplinario de Rehabilitación (PIR®) se encuentra en situación de discapacidad por ataque cerebro vascular.
Carlos Messier ingresó el 17 de mayo del 2016 al PIR®. “Él entró en silla de ruedas y no caminaba; si acaso, daba unos pasitos, acompañado por otra persona. No hablaba, no leía, no escribía. El pronóstico era bastante complicado. Después de un año y de todo el esfuerzo en las terapias, ya es una persona casi independiente. Puede hacer sus tareas como antes”, recuerda Paola. Por su parte, Carlos cuenta: “He mejorado tanto los movimientos de la mano, la cara y de la pierna, así como mi expresión oral y mi capacidad cognitiva; he mejorado más de lo que he esperado”.
Tras una exitosa rehabilitación, Carlos tiene un nuevo sueño: crear su propio simulador de vuelo. “En diciembre, viajaremos a Cali; voy a crear un simulador de vuelo que permita entrenar a pilotos sobre cómo afrontar las fallas”, comenta Carlos.
Carlos concluye: “Me siento muy agradecido con la Clínica y con cada uno de los profesionales que me han atendido. El PIR® ha sido fundamental para mi recuperación”.