Cómo identificar problemas en la salud mental de los niños y adolescentes
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Por estas cifras el Ministerio de Salud ha centrado la temática del día mundial de la salud de este año en los jóvenes y la doctora Lina María Ruiz, psiquiatra especialista en niños y adolescentes de la Clínica Universidad de La Sabana y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Sabana, explica cómo identificar problemas en la salud mental de esta población.
Las enfermedades mentales más frecuentes en niños y adolescentes son la ansiedad, la depresión, trastornos de alimentación, comportamientos adictivos por uso de sustancias psicoactivas, hiperactividad y déficit de atención. Según el boletín del Ministerio de Salud, al año se atienden en promedio 28,089 niños, niñas y adolescente por depresión, 34.643 con diagnóstico de anorexia, 9.251 atendidos por trastorno de ansiedad y 7.164 diagnosticados con trastorno mixto de ansiedad y depresión.
Para poder identificar una afectación en la salud mental se recomienda estar alerta de los siguientes signos, definidos por la American Academy of Child and Adolescent Psychiatry .
En niños/niñas pequeños
- Cambios negativos importantes en el rendimiento académico.
- Malas calificaciones en la escuela, a pesar de hacer un esfuerzo notable.
- Mucha preocupación o ansiedad excesiva, lo que puede manifestarse en su resistencia para asistir a la escuela, al acostarse a dormir o al participar en aquellas actividades normales para un niño de su edad.
- Hiperactividad, inquietud, movimiento constante más allá del juego regular.
- Pesadillas persistentes.
- Desobediencia o agresión persistente (de más de 6 meses) y conducta de oposición provocativa hacia las figuras de autoridad.
- Rabietas frecuentes e inexplicables.
En pre-adolescentes y adolescentes
- Cambios marcados en el aprendizaje en la escuela.
- Dificultad para enfrentarse a los problemas, situaciones o actividades diarias.
- Cambios significativos en hábitos de dormir y alimenticios.
- Frecuentes quejas físicas.
- Estado depresivo manifestado por un estado de ánimo y actitud persistentemente negativo, con frecuencia acompañado de apetito pobre, dificultad en el dormir e ideas relacionadas con la muerte.
- Abuso de drogas o del alcohol.
- Miedo intenso a tornarse obeso sin tomar en cuenta su verdadero peso al presente, purgar los alimentos o restringir el comer.
- Pesadillas persistentes.
- Amenazas de hacerse daño a sí mismo o hacerles daño a otros.
- Comportamiento de infringirse heridas o autodestructivo.
- Arranques frecuentes de ira y agresión.
- Amenazas de irse del hogar.
- Pensamientos, creencias y sentimientos extraños o comportamiento poco usual
Los padres son usualmente los primeros en reconocer cuándo un hijo tiene un problema emocional o de comportamiento. Aun así, la decisión de buscar ayuda profesional puede ser difícil y dolorosa para los padres. El primer paso es tratar de hablar con el niño, una conversación sincera puede ayudar. La detección y manejo de estas enfermedades debe ser un trabajo en equipo entre los padres y los colegios. Se requiere realizar acciones que favorezcan la autoestima, la comunicación y el normal desarrollo de los niños y los adolescentes.
Si los problemas persisten por un período de tiempo extensivo y está afectando el desarrollo social, académico y familiar, una consulta con un psiquiatra de niños y adolescentes o profesionales de salud mental pueden ser de ayuda. Es importante intervenir a tiempo y reducir el estigma que tiene los padres que por temor no llevan a sus hijos a los especialistas.
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